No pasan ni dos semanas sin que una revista publique los resultados de algún trabajo de investigación cuyo objeto de estudio gira en torno al sexo (con o sin amor) fuera de casa. ¿Quiénes son más infieles, los ingenieros o las mujeres de pelo corto? ¿Qué nos empuja al adulterio, el aburrimiento o la genética? No hay pregunta que la encuesta o estudio de turno no haya tratado de responder. Ahora bien, cabe preguntarse si estas encuestas tienen algún sentido. Cuesta creer, a priori, que exista una relación entra la elección de un peinado y la mayor o menos propensión a tener un rollo fuera de la pareja, más allá de la casualidad.
Hay estudios que, de hecho, han cuestionado la metodología de determinadas encuestas. Un trabajo publicado en The Journal of Family Psychology en 2016 ponía de manifiesto que muchas mujeres se cortan a la hora de sincerarse delante de un entrevistador. En los encuentros personales, solo el 1% de las mujeres admitió haber sido infiel a su marido en el último año, mientras que cuando contestaban un cuestionario por ordenador, más del 6% no tuvo reparos en reconocerlo. “A lo largo de la historia, el adulterio femenino ha sido castigado con severidad y, aunque eso es algo que está cambiando, todavía existe una dura presión social y cultural”, argumenta Yolanda Rincón, psicóloga especializada en relaciones amorosas y sexualidad en Minerva Psicólogos. "En lo hombres, su promiscuidad puede llegar a considerarse como un valor personal”.
Para desentrañar este embrollo hemos pedido a los que más saben de las motivaciones que hay tras la infidelidad (los psicólogos de pareja) que certifiquen si verdaderamente (y por poner un ejemplo) los hombres con barba están inexorablemente condenados a poner los cuernos a sus parejas. Estos son algunos de los estudios más chirriantes (y algunos, descacharrantes).
Los hombres con barba engañan a sus parejas
Si quiere averiguar cuándo un hombre es infiel, olvídese de mirarle a los ojos: fíjese en si lleva barba. Al menos es lo que sugiere una encuesta realizada en el Reino Unido por la red social Eva en 2015, en la que el 47% de los entrevistados que llevan barba confiesan haber sido infieles alguna vez, frente al 20% de los lampiños. El propio análisis caía en una flagrante contradicción, al añadir que el 62% de las mujeres prefieren a los hombres bien afeitados. Además, para Yolanda Rincón, "entre los datos recogidos no hay ninguno relativo a la supuesta correlación entre la afinidad por llevar barba y el impulso sexual fuera de la pareja”.
El 9 de enero es el día del adúltero
Este pasado mes de enero salió publicado en varios medios británicos: el día 9 del primer mes del año es el más activo del año en este tipo de relaciones. ¿De dónde sale el dato? De Gleeden, una web de contactos extramaritales. Enero es el mes de los nuevos propósitos, y para un negocio nunca está de más recordárselo a sus posibles nuevos clientes. “El tratarse de una web de citas le resta credibilidad”, dice Yolanda Rincón. Aun así, concede que, durante la Navidad, una persona que tiende a ser adúltera podría sufrir una especie de “síndrome de abstinencia”: “Es como los fumadores. Por muy interesante que les resulte la película que están viendo, están deseando que termine para salir a echarse un cigarrito”, ejemplifica la experta.
No practicar sexo lleva a la infidelidad
Un tópico, sí, pero según la web Ashley Madison (dedicada a las “relaciones discretas”), una realidad. La encuesta, que se realizó entre 76.000 usuarios de 25 países distintos, concluía que la falta de sexo en el seno de la pareja es lo que incita al flirteo y al amor infiel. Es decir, el sondeo da por ciertas las respuestas de aquellos y aquellas que se caracterizan por su insinceridad. El resultado ofrece solo una razón de varias, ya que cuando los psicólogos se han puesto a analizar el tema han encontrado otras. La necesidad de variedad sexual, factores como el nivel de educación y hasta la venganza aparecen junto a la insatisfacción conyugal en una revisión de la literatura al respecto realizada por investigadores de la Universidad de Azad (Irán). Para la psicóloga Rincón, la principal motivación es “el atractivo de volver a experimentar la seducción y de disfrutar de la conquista”.
Los fans del heavy metal nunca ponen los cuernos
Otra cosa es que su estética le convenza o no, pero por lo que se refiere a su tendencia a fidelidad, los seguidores de AC/DC, Iron Maiden o Barón Rojo cotizan al alza. Es lo que asegura una encuesta realizada por la web Victoria Milan (dedicada a las relaciones extraconyugales) recogida por el Mirror y que concluye que los seguidores de este tipo de música son los más fieles. Sin embargo, Elisa Múgica, psicóloga clínica especializada en terapia sexual y de pareja y codirectora de Centro Vitae Psicología, no atribuye esta cualidad a su debilidad por este estilo musical, sino más bien “a que suelen ser personas que se cohesionan en grupos cerrados de apoyo que se integran con firmeza alrededor de una identidad común. De modo que si estás unido a tu pareja y a un grupo social por el heavy, probablemente te sostendrás más fácilmente en los momentos complicados de la vida y no sentirás la necesidad de tener una aventura para sobrellevarlo”. No es cuestión de guitarras, sino de personalidad.
Hay que cuidarse de quienes llevan bata blanca
El sexólogo y profesor de la universidad francesa de la Sorbona Alexander Poleev declaró en una entrevista que la profesión con un mayor número de infieles es la de médico; más concretamente, la de cardiólogo y cirujano. Sin dar más datos, la razón por la que el profesor llega a tal conclusión parece fruto de la simple intuición (la suya), de ahí que Rincón descarte cualquier relación entre bisturí y fonendoscopio y relaciones fuera del matrimonio.
Si su edad acaba en 9, es más propenso a traicionar
Si pensaba que el mundo se abría bajo sus pies a los 40, estaba equivocado. La verdadera crisis existencial nos llega a los 39. Y también a los 29, 49, 59... Un estudio realizado por investigadores de las universidades de Nueva York y California Los Ángeles revela que el cambio de década nos impulsa a cuestionarnos todo: pareja, trabajo, estilo de vida... “El cambio de década es un reto al que se enfrenta el ser humano", asegura Elisa Múgica. "Como hemos perdido la capacidad de introspección, cuando esto ocurre, sentimos miedo, ansiedad, inseguridad, angustia...”, aclara la experta. Estudios como este de la Universidad de Melbourne (Australia) confirman que hacia los 40 sufrimos una caída real en nuestra curva de la felicidad; de modo que acusar a quienes están en los albores de esa edad de candidatos a adulterio quizá sea simplificar demasiado.
El tamaño nos obnubila
Es lo que apreció un grupo de investigadores de la Universidad de Oslo (Noruega) en el comportamiento de los monos objeto de su estudio. Peter Bøckman y su equipo comprobaron cómo las hembras se sentían atraídas por los machos con los testículos de mayor tamaño. ¿Es extrapolable a humanos? Aunque asegura que “cuando actuamos con la parte animal del cerebro, es decir, la más primitiva, aquella que rige la supervivencia, el control hormonal y la motivación reproductiva, elegimos nuestra pareja basándonos solo en el físico”, la psicóloga Múgica explica que no es probable que alguien se dejara guiar solo por unos atributos generosos: “Ningún ser humano abandonaría una relación de apego y vínculo seguro por un impulso sexual transitorio o una atracción instintiva, ya que cuando las tres formaciones del cerebro funcionan de forma integrada (el cerebro reptiliano o primitivo, el cerebro límbico o emocional y el cerebro racional o neocórtex), optamos por la continuidad”.
Fingir orgasmos es la causa del engaño
Eso concluyeron los investigadores de un estudio realizado en el Reino Unido. Ahora bien, la tendencia de esas féminas al adulterio no es porque se hayan dado cuenta de que la verdadera fiesta no está en su cama. O, al menos, no es la única razón. “Cuando mantenemos relaciones sexuales segregamos oxitocina, la hormona del amor y el apego”, explica Múgica. "Cuanta más generamos, más unidos nos sentimos a la persona con la que hemos compartido ese momento". Para que se produzca esa conexión, claro, el orgasmo tiene que ser real. “Si es fingido no se da esta reacción química cerebral", asegura la experta. La cuestión, pues, no es que finja o no finja, sino que detrás de su infidelidad puede estar la insatisfacción sexual.
Los hombres con la voz grave son infieles
La alarma definitiva de los que traicionan a su pareja: la voz. Esto, al menos, es lo que piensan las mujeres participantes de un estudio de la Universidad de MacMaster (Canadá). “La voz es uno de los aspectos que nos acerca o aleja de los demás”, dice Múgica. “Así, las que implican amenaza o exigencia, generan rechazo. Mientras que aquellas que son más suaves y lentas calman el sistema nervioso y promueven la producción de oxitocina fortaleciendo el vínculo del amor”. Los investigadores canadienses explican que una voz grave en un hombre es identificada con mayores niveles de testosterona, hormona que está relacionada con la infidelidad. Pero como advierte el propio estudio, esto va solo de percepción: nada en el tono de voz garantiza unos cuernos.
(FUENTE: elpais.com)