En tiempos de emancipación femenina la cama sigue siendo, con frecuencia, el último reducto en el que las mujeres siguen esperando su príncipe azul. Lo dice Carme Sánchez, sexóloga con más de 20 años de experiencia que acaba de publicar el libro ‘El sexe que volem les dones’.
Explica que todavía muchas mujeres siguen esperando que sea su pareja quien se encargue de adivinar sus deseos, cuando en realidad «cada uno debe ser responsable de su propio placer. Si te lo quieres pasar mejor tienes que tomar la iniciativa, proponer y, por supuesto, comunicarlo... Porque la telepatía sexual no existe».
Y es que, asegura, está cansada de ver pasar por su consulta a parejas realmente comunicativas en otros aspectos de la vida que luego en la cama «no se hablan, son como autistas», y no son capaces de decirse cómo se sienten o lo que quieren.
A través del libro, que presentará en Tarragona el próximo jueves, Sánchez va desgranado historias reales de mujeres de todas las edades y orientación que han pasado por su consulta, aunque reservando su identidad. Y aunque cada una acude por motivos diferentes, si tuviera que elegir un ‘motivo estrella’ por el que buscan se ayuda, ese sería el bajo deseo sexual.
En este punto cree una de las claves es el hecho de que «las mujeres no jugamos, no sabemos jugar. Incluso cuando somos pequeñas en realidad lo que hacemos es cuidar bebes, preparar comiditas...». Por contra, los hombres no sólo juegan de niños, sino que tienen más tendencia a seguir haciéndolo de adultos: partidas de fútbol con los amigos, videojuegos... «Ellos están más acostumbrados a ponerse a hacer cosas que no sirven para nada y nosotras nos sentimos más obligadas a hacer siempre cosas que sean útiles», señala.
Y ¿qué tiene que ver el juego en todo esto?. Sánchez cree que tenemos que recuperar la parte lúdica ver que «el sexo es el juego de los adultos. Lo hacemos por placer, muy pocas lo hacemos realmente por motivos reproductivos».
Fregar los platos importa
Pero y ¿quien quiere ponerse a jugar con una montaña de platos en el fregadero? ¿y después de un día de carreras que acaba con una tanda interminable de duchas infantiles, cenas...?
Sánchez hace mucho hincapié, en que las parejas tienen que repartir las tareas de la casa si quieren tener más y mejor sexo, porque, asegura, muchos de los problemas que se dan en la cama, en realidad comienzan fuera de ella.
Y, además de compartir tareas, se trata de negociar, buscar estrategias, como por ejemplo, en el caso de las parejas con hijos pequeños, de contar con momentos para la intimidad.
El libro también hace un repaso por la sexualidad de las mujeres de diferentes edades y en el caso de las adolescentes, por ejemplo, lamenta que la educación sexual en los institutos no esté reglada y que sólo se centre en los aspectos biológicos, sin hablar de lo emocional. «A las adolescentes se les enseña a poner un condón, pero lo realmente interesante sería empoderarlas para que sepan como actuar en la situación, saber cómo negociar para que su pareja lo use».
También se ocupa en el libro de las más mayores, un momento en que, asegura, puede haber un renacer de la sexualidad «el otro día, después de una charla, se me acercó una señora de 72 años, viuda, que me contó que acababa de descubrir la sexualidad ahora, después de toda una vida, con su nueva pareja, estaba feliz, ‘no me cambio por una chiquita de 20 años’ me dijo».
Eso sí, recuerda que aunque a esta edad ya no hay temor a un embarazo, hay que seguir tomando mediadas preventivas para evitar enfermedades de transmisión sexual.
(FUENTE: diaridetarragona.com)
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