Disney nos engañó, las historias de amor no siempre tienen un final feliz. No es culpa de la compañía de entretenimiento infantil ni de sus trabajadores, "está en las pautas culturales desde hace mucho tiempo y ni siquiera es algo propio de este país", cuenta Mabel Bianco, presidenta y fundadora de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), que el verano pasado lanzó la campaña "No comamos perdices", una iniciativa que se propone derribar los mitos que pueden llevar a la violencia en los noviazgos.
"Los relatos tradicionales transmiten estereotipos de género: la doncella es delicada, dulce y linda, mientras el príncipe es fuerte, protector y cuida de la doncella. Todo ello, de alguna manera, puede marcar nuestras relaciones, aceptando cualquier conducta de nuestra pareja aunque nos lastime e idealizando los vínculos", señalan desde la página web de la FEIM. El mensaje busca concientizar a las jóvenes acerca de esas relaciones para tratar de evitar los riesgos.
"En las cifras que maneja el Programa de Noviazgos Violentos del gobierno de la Ciudad y la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema se ve que en los noviazgos más jóvenes (15 a 24) crece la violencia, por eso nos planteamos esto", explica Bianco que es médica y desde hace 25 años dirige la FEIM. Según las estadísticas difundidas por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, la mitad de las 143 mujeres atendidas por la Brigada Móvil de Atención a Víctimas de Violencia Familiar hasta julio de 2013 eran menores de 18 años, y el 75% menor de 29. Por otra parte, el 93% de los agresores eran hombres.
Pese a los avances que ha habido en materia de igualdad entre los géneros, Bianco enfatiza que "las más chicas nunca vivieron los sufrimientos que otras más grandes tuvimos y entonces en el diálogo intergeneracional se ve que no entienden de lo que hablamos. Eso ocurre hasta que empiezan a tener hijos y ven que 'les toca' el cuidado de los hijos, por ejemplo".
"Sostenemos que el amor no está en hacer lo que el otro quiere, sino lo que es bueno para mí y los otros"
La campaña se basó en una serie de piezas gráficas con frases capciosas: "Felices sin perdices", "Apretar no es exprimir" y "Mucho, poquito, nada", en alusión al juego romántico de deshojar la margarita. Este último mito, infieren, se basa en la creencia de que "los celos son un signo de amor", una excusa que es utilizada "para justificar comportamientos controladores, represivos y, en ocasiones, violentos". Según ilustra FEIM, "los celos parten de la desconfianza en uno y en la otra persona, y terminan por ser perjudiciales para ambos. El respeto y la confianza hacia la otra persona y hacia uno mismo sí son un signo de amor".
La campaña fue lanzada en verano, ya que es una estación en la que se inician y se rompen muchos noviazgos. "Nosotros planteamos que en la vida real no hay príncipes ni princesas, y todos tenemos cosas buenas y malas. Por eso, sostenemos que el amor no está en hacer lo que el otro quiere, sino lo que es bueno para mí y los otros", concluye Bianco.
(Fuente: infonews.com)
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